¿Por qué salimos a la calle?
Como sabéis, mañana sábado 16 de marzo, hemos convocado de nuevo junto a compañeras y compañeros de otros pueblos y ciudades manifestaciones en las tres capitales de la Comunidad Autonómica Vasca.
En anteriores convocatorias la respuesta ciudadana fue abrumadora, miles de personas recorrimos las calles exigiendo mejoras en uno de los pilares básicos de nuestra sociedad de bienestar: la sanidad pública, Osakidetza.
El Gobierno Vasco y el Departamento de Salud, a pesar del clamor social, no se desvían de la hoja de ruta marcada por el plan-reforma Osasuna Zainduz de 1991. Aquel plan fue el punto de inflexión en la implantación de un modelo en la gestión pública del Servicio Vasco de Salud. Se impuso la competitividad, la reducción de costes, la figura del cliente, la sanidad como un mercado, las políticas de oferta y demanda, los incentivos por resultados y otras medidas procedentes de la Gran Bretaña de Margaret Thatcher.
Los responsables politícos de aquella época fueron pioneros en lo que respecta a la gestión de un servicio público aplicando criterios economicistas. Puras políticas liberales que han debilitado Osakidetza paulatinamente y a través de los años de una manera silenciosa.
Han dañado la estructura de una manera tal que apenas hoy puede sostenerse. A pesar de las interpelaciones que sindicatos y asociaciones de profesionales han venido haciendo durante años no se han atajado nunca problemas como la temporalidad, ni los ratios asistenciales, ni las tasas de reposición, etc.
La “nueva normalidad” que el Departamento de Salud nos tenía preparada tras la pandemia, con el despido de 4000 sanitarias, se ha convertido en verdadero problema de salud pública. Todo ello se ha traducido en trabas para acceder a la atención primaria, dando prioridad a citas telefónicas y generando imposibilidad para obtener en tiempo y forma consultas presenciales.
En Gasteiz, en plena situación de emergencia sanitaria, cerraron el servicio de Urgencias de Santiago y no han vuelto a plantearse la reapertura del Punto de Atención Continuada de San Martín.
Las consecuencias de la infrafinanciación y del abandono se traducen hoy en servicios de urgencias abarrotados, profesionales quemados, personas que no encuentran respuesta a tiempo por parte de Osakidetza a sus necesidades de salud y que contratan seguros privados convencidos de que de esa manera conseguirán atención cuando la necesiten. Cerca de un 25% de la población de Euskadi cuenta con un seguro médico, un 6,4% más desde 2019.
Sabemos que el deterioro de los servicios sanitarios está causado por una posición ideológica clara y que se trabaja para desgastar a Osakidetza hasta el punto de que la privatización sea justificable o incluso deseable. Lo hemos visto recientemente con las listas de espera y la derivación a la sanidad privada para reducirlas.
Los intereses que PNV/PSOE tienen en las empresas de sanidad privada son de conocimiento público, con ex altos cargos ocupando sillones en sus consejos de administración, puertas giratorias, etc.
La ciudadanía vasca dice basta. Llevamos años diciendo basta a las corruptelas, al nepotismo, a la falta de transparencia.
Decimos basta a los recortes, al deterioro y a las privatizaciones.
No queremos un sistema de salud a dos velocidades: sanidad de calidad para quien la pueda pagar y sanidad de beneficencia para el resto.
Salimos a la calle de nuevo:
Para exigir una sanidad pública, universal y de calidad.
Para hacer frente a la privatización y al continuo desmantelamiento, sobre todo de la atención primaria. ¡Ni un centro sin el personal necesario!
Para volver a una atención presencial plena.
Para reducir las listas de espera. Ni un euro a la sanidad privada.
Y mientras esto no se resuelva, en la calle nos tendrán.