Baile de gerentes
Las pandemias tienes consecuencias beneficiosas para algunos. En enero de 2021 se inició la vacunación contra la covid de forma exclusiva en centros sociosanitarios, pero no en los sanitarios. La intención era lógica, proteger a los más vulnerables, los ancianos, que habían fallecido en número importante. El gerente del hospital de Basurto fue uno de los que se beneficiaron de esta vacunación espuria.
Las vacunas que se administraron estaban destinadas a centros sociosanitarios y se recibían en la OSI Basurto. La responsable de la logística de esta campaña de vacunación era la directora de enfermería, Itziar Larrea, y de su adjunta, Karmele Ibarra, sin olvidar que era necesario el concurso de Salud Laboral cuya jefa era Ana Collazos, miembro del LABI técnico. La consecuencia fue el cese del gerente de Basurto.
En el hospital de Santa Marina se vacunó también en fechas próximas a las de Basurto, con autorización y envío de vacunas porque la situación era distinta. Este hospital alberga prioritariamente a pacientes de media y larga estancia, muchos en las últimas etapas de sus vidas, este hospital no está adscrito a ninguna OSI y el Departamento de Salud proporcionó todas las vacunas necesarias.
No fue una vacunación clandestina, sino organizada y autorizada, y prueba de ello es que el gerente se fotografió para dar fe y, seguramente, para ganarse un tanto político aunque los resultados fueron los contrarios a los que esperaba.
También fue publica la conversación mantenida por WhatsApp entre Sabas, gerente de Santa Marina, y Sagardui. Pero, finalmente, también fue cesado. Sagardui no dudó en sacrificar a su colega de bancada en el ayuntamiento de Bilbao.
Y a partir de estos hechos se inicia un frenético baile de gerentes y otros cargos, siendo los mayores beneficiarios los miembros del tristemente famoso Comité de Dirección creado por la consejera Murga para liderar la gestión de la covid.
Rosa Pérez Esquerdo (Barakaldo 1969) es especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Trabajó en Cataluña de 2002 a 2010. Su carrera en la gestión sanitaria en Osakidetza ha sido meteórica.
- 2010. Médica de atención primaria en el centro de salud de San Ignacio.
- 2012-2018. Jefa de Unidad de Atención Primaria (JUAP).
- 2018. Subdirectora médica de Basurto.
- 2019-2020. Directora médica de Basurto. Miembro del Comité de Dirección de la covid.
- 26/10/2020. Nombramiento como Directora General de Osakidetza.
José María Pérez Ramos. Especialista en Neurología. Es nombrado el 18 de marzo de 2019 mediante el procedimiento de libre designación como Subdirector Médico de la OSI Araba, siendo Director Médico Enrique Gutiérrez. Desde 2021, un año después de su nombramiento como miembro del Comité de Dirección de la pandemia, es Director Gerente de la OSI Araba
Mari Luz Marqués. Su carrera profesional y de gestión sanitaria ha ido de la mano de su marido el exconsejero Darpón y es posible que no haya finalizado en el puesto de alto rango que actualmente ostenta. (Véase en este blog ¿Vuelve Darpón?)
Marqués saltó a los medios de comunicación cuando su esposo, y entonces consejero de Salud, se vieron involucrados en el irregular y opaco nombramiento de esta como Directora Gerente de la OSI Uribe y la firma de documentos por parte de Marqués cuatro meses antes de su designación en un concurso donde fue la única candidata.
En el perfil de Marqués en Linkedin se ve su trayectoria y el apoyo de su esposo, ahora como COO de Keralty.
Desde enero de 2021, y tras su paso por el Comité de Dirección de la pandemia, es la Directora Gerente del Hospital Universitario de Cruces, el mayor referente hospitalario de la Comunidad Autónoma Vasca y el de mayor presupuesto.
Si hacemos una abstracción sobre cuales son los hospitales referentes en la Comunidad Autónoma Vasca en Sanidad Pública como en Sanidad Privada llegaríamos a la conclusión de que son el hospital de Cruces y el IMQ de Zorrozaurre. En ambos hospitales la familia Darpón-Marqués han alcanzado las más altas cotas de poder. Y luego hay quien dice que no ven vínculos entre los grupos de presión (lobbys) de las aseguradoras médicas y los gestores de Osakidetza.
Itziar Pérez Irazusta. Formó parte del Comité Director de la pandemia siendo gerente de la OSI Donostia. Se enfrentó a Osakidetza y fue cesada. En la revuelta de los jefes de Servicio del hospital Donostia se solicitó su readmisión y la de la directora médica sin éxito alguno.
Pérez Irazusta fue relevada por Agustín Aguirre a instancias de Pérez Esquerdo.
Agustín Aguirre también fue Director Asistencial de la Clínica Asunción de Tolosa, el único hospital comarcal de Euskadi de titularidad privada desde hace muchos años y, según la consejera Sagardui, va a seguir así porque no está en su planes publificar esta anomalía sanitaria.
Nuevamente aparecen los vasos comunicantes en el entramado de la sanidad pública y la privada.
Itziar Larrea. No, esta no está en la fotografía de cabecera ni formó parte del Comité de Dirección de la pandemia. Ha sido durante muchos años Jefa de Enfermería de Basurto. Le salpicó el asunto de las vacunaciones fraudulentas al gerente de su hospital y a otras personas, pero sorprendentemente ha tenido el premio de ser nombrada Directora Gerente del hospital de Santa Marina, ocupando el puesto del defenestrado Sabas. Es la primera vez que una enfermera es nombrada gerente.
Iñaki Berraondo. Fue Director Gerente de la OSI Bidasoa (2007-2012). Ha sido viceconsejero con Darpón durante muchos años. En condiciones normales hubiese sido su sustituto natural, pero su carné no es jeltzale pata negra y no ha sido factible su ascenso. Mientras ha ocupado el cargo, y también después de su degradación administrativa, ha sido el sostén de la consejería de Salud, tanto con Murga como con Sagardui. Fue el muñidor de los acuerdos más relevantes, el que ha determinado el devenir del Comité de Dirección y de ese ente que se llamó el LABI técnico, que no era otra cosa que una mezcolanza de profesionales del ámbito de la salud y la justicia, muchos ocupando puestos de trabajo de libre designación, otros con méritos vía carné y algún profesional independiente que le confería al ente una vitola de organismo multidisciplinar y falsamente independiente, pero que tenía que asumir las directrices del viceconsejero o del coordinador corporativo para la integración de Onkologikoa, es decir, siempre lo que decía Berraondo.
A finales de 2020, al cumplir 65 años, Berraondo dejó la viceconsejería y fue nombrado coordinador corporativo para la integración de Onkologikoa en la red de Osakidetza. Ocupó un cargo de subdirector, sin concurso oposición mediante, porque fue, según respuesta parlamentaria, por «vía de urgencia» para coordinar Onkologikoa con la OSI Donostia. Su retirada de la primera fila supuso una rebaja en su estatus administrativo, no así en el económico porque su condición laboral le permitía cobrar carrera profesional, antigüedad y otros emolumentos que mejoraban su sueldo de viceconsejero que era de unos 85.000 euros anuales. Perdió estatus, ganó liquidez.
Por cierto, ¿se ha resuelto la integración de Onkologikoa? La respuesta es negativa.
Los otros componentes del Comité de Dirección no mencionados en esta entrada han mantenido su estatus.
