inversión vs reversión
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Lucha de clases en sanidad: Inversión vs Reversión

La propaganda más confusa y perversa en sanidad es la de las inversiones per cápita. 

El volumen de inversión no es un dato de especial relevancia para la ciudadanía, pero partidos como el PNV alardean de la inversión realizada, contentos, puesto que una gran parte de esa inversión acaba siempre en bolsillos de amiguetes.

Además, debemos aclarar que cuando hablamos de inversión per cápita sería aconsejable que, de hacer comparaciones, se cogiesen como referencia zonas con el mismo PIB y no con pueblos como el andaluz, con un PIB muy inferior al vasco, que es más parecido al de Luxemburgo.

Pero parafraseando a Sagardui, deberíamos acometer un cambio cultural, un cambio a la hora de valorar las políticas en sanidad alejado de la percepción puramente monetaria, mercantilista o capitalista. Estamos ante un choque de modelos sanitarios, de concepción de los mismos, y en esa lucha ideológica, la ciudadanía debería poner en valor conceptos como la reversión.

En EEUU el gasto o inversión per cápita, mediante las diferentes maneras de financiar la salud privada, supera los 8000€ por persona, mediante seguros médicos de diferente alcance. Bien, sé que la mayoría de lectores y lectoras coincidimos en desechar dicho modelo estadounidense aunque se invierta casi 3 veces más que en la CAV, pero debemos ser conscientes de que ese modelo es muy atractivo para el capital y que los intereses económicos aplauden constantemente el incremento de la inversión en salud tal y como se está dando: obras, compras, externalizaciones y demás productos de la confabulación público-privada.

Dicho esto, procedo a incidir en la cuestión relevante: la reversión de las inversiones que realizamos como sociedad, ya sea en salud o cualquier otro ámbito. Pero para ilustrar este concepto puramente ideológico y que a mi entender debería dirigir los análisis de los y las usuarias pondría como ejemplo la paulatina desertización de la atención primaria y el constante crecimiento de la atención hospitalaria.

Múltiples estudios exponen que mantener el mismo equipo médico durante 15 años en atención primaria reduce un 30% la mortalidad y en un porcentaje similar los ingresos hospitalarios y las visitas a urgencias. Podemos concluir que invertir en empleo estable y de calidad en atención primaria, asumiendo las tareas propias de ésta, como son la prevención y promoción de la salud, revierte, y de qué manera, en términos sociales de manera indiscutible, aumentando los niveles de salud en la población.

Sin embargo, la inversión en la atención hospitalaria tiene varias vertientes importantes, es evidente que en estadios de enfermedad, la atención especializada u hospitalaria revierte en términos sociales mediante técnicas curativas que evidentemente mejoran también los niveles de salud de la población, pero la reversión puramente económica o capitalista a bolsillos privados es indiscutible e inmensa en comparación con la inversión en atención primaria, la cantidad de reactivos, de maquinaria, de fármacos, de prótesis, etc., que se utilizan en la atención especializada, unido al negocio de subcontratas de limpieza, mantenimiento, etc…. Es muy importante.

Teniendo en cuenta esto, es muy fácil entender hacia donde fija su vista “el capital”, entendiendo por “el capital” todo ese entramado empresarial y de intereses económicos que van deslizándose adonde sus inversiones dan más rentabilidad. 

Mientras la inversión en atención primaria, revierte en estos poderes de una manera puramente testimonial, en la atención hospitalaria, el resultado de la inversión para estos poderes es inmensamente más atractiva. Si a esto le añadimos la grandísima permeabilidad del gobierno de las últimas décadas en la CAV hacia estos intereses, es muy sencillo entender la situación de abandono de la atención primaria y la apuesta por el cemento y compra de maquinaria puntera en la atención hospitalaria, las derivaciones a la privada y la externalización de servicios. 

Si mañana una empresa fabricase una máquina que redujese la mortalidad, los ingresos hospitalarios o las visitas a urgencias un 30%, los partidos en el gobierno no tendrían dudas en invertir todo el dinero necesario por colaborar con esa empresa para hacerse con la máquina en cuestión, pero obvia que ¡ ya tiene en sus manos una herramienta que obtiene esos resultados! la atención primaria, y sin embargo, el único interés demostrado es por acometer su desmantelamiento. Esto es producto de esos intereses económicos que el PNV defiende tan bien.

El mayor presupuesto de la CAV es el destinado a sanidad, ronda los 4.000 millones de euros, sería ingenuo pensar que los grandes poderes económicos son ajenos a ello, de hecho, se están dando movimientos de grandes conglomerados empresariales reconvirtiendo su campo de actuación al campo sanitario, uno de los más cercanos es el viraje hacia este nicho que está realizando la cooperativa Mondragón, ya sea en lo puramente sanitario, así como en el ámbito de los cuidados y el espacio socio-sanitario. No es de extrañar, porque esa confabulación público privada que tanto cacarean los partidos del gobierno, no es otra cosa que la falta de democracia, es la certificación de esa idea que la clase trabajadora tenemos muy presente: no mandan los gobiernos, sino los poderes económicos imperantes.

Hay una lucha ideológica telúrica en el fondo de este rifirrafe por la salud en la CAV en estos años, no sabría definir ideológicamente a quienes estamos frente a las políticas implementadas en los últimos años debido a la grandísima pluralidad, quizás calificaría este movimiento como un movimiento humanista, pero lo que sí tengo claro es a la hora de definir el marco ideológico de quien está implementando las políticas con encaje a esos poderes económicos, y no es otra cosa que capitalismo salvaje y antidemocrático.

La lucha ideológica hay que afrontarla, sí, hay que hablar de reversión y no de inversión, sino, el horizonte podría ser el modelo estadounidense, y hay que tener claro 2 cuestiones, el interés general es contrario al interés mercantilista, y mientras como sociedad, queremos invertir para que revierta en nuestros estándares de salud, los lobbys económicos quieren inversiones públicas que reviertan económicamente en el sector privado, y siento confirmar que el negocio económico está en la enfermedad y el negocio social en la salud y la prevención.

Protejámonos de quienes hablan únicamente de inversiones sin detallar de qué manera revertirá en los y las ciudadanas, pues no hay nada más antisocial que derivar recursos públicos para enriquecer a empresas privadas, y desgraciadamente, ese modelo sanitario lleva en desarrollo demasiados años, tantos, que debemos afrontar sin demora y sin complejos la lucha ideológica entre el humanismo que alimenta las reivindicaciones actuales y la barbarie de quienes abogan por ahogarnos en un entramado parásito que desertiza la prevención y promoción de la salud para garantizar mayores inversiones en el tratamiento de la enfermedad, que es lo que en última instancia se esconde tras el desmantelamiento de la atención primaria.

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