El ocaso de los dioses
Laurence J. Peter fue un afamado pedagogo canadiense, profesor de la Universidad del Sur de California, que ha pasado a la posteridad por el Principio de Peter. Este principio establece que en todo sistema jerárquico los empleados tienden a ascender hasta alcanzar su mayor nivel de incompetencia. Ha pasado más de medio siglo desde su publicación y en la pandemia hemos visto que sigue estando vigente.
Si a ese encumbramiento consecuencia del incremento de sus estatus en la administración se le añade la visibilidad que le confiere el hecho mediático, apareciendo en prensa y televisión de manera cotidiana, en primeras planas de periódicos y en horario televisivo prime time, parece fácil caer en ese endiosamiento pagano que sufren algunas personas.
Nekane Murga. Es doctora en Medicina y especialista en Cardiología. Ha desarrollado su labor asistencial en el hospital de Basurto. En 2017 fue nombrada directora de Planificación, Ordenación y Evaluación Sanitaria.
En marzo de 2019 fue nombrada consejera de Salud como consecuencia de la dimisión del entonces consejero Darpón por las irregularidades cometidas en la Oferta Pública de Empleo de Osakidetza. Su mandato ha consistido en seguir las pautas marcadas por su antecesor y dirigidas por Berraondo.
Su gestión de la pandemia ha sido manifiestamente mejorable. Probablemente, el hecho más grave fue la marginación del Consejo Asesor y la creación de un Comité de Dirección capitaneado por el entonces viceconsejero de Salud Berraondo, con todas las consecuencias que esto ha supuesto. El nombramiento de un epidemiólogo circunstancial, de actividad efímera, ya ha sido comentado en este blog y lo será en este post.
Murga quiso tener protagonismo mediático retirando al primer portavoz, Mikel Sánchez, miembro del Comité de Dirección y actual director de Planificación, Ordenación y Evaluación Sanitaria. Sus comparecencias se caracterizaban por una lectura torpe de comunicados y una ausencia de criterio propio a la hora de contestar preguntas sobre la pandemia que estaba acabando con la vida de cientos de vascos y vascas, recurriendo en ocasiones a comentarios frívolos e improcedentes. Ante preguntas sobre el uso de mascarillas por parte de Pedro Sánchez no tuvo otra ocurrencia que decir que sería porque tendría covid.
Murga vendió mascarillas a Navarra y Galicia al comienzo de la pandemia, mal asesorada por el Comité de Dirección, temiendo que ocurriera lo mismo que con Inclán (exconsejero de Salud, actualmente miembro de Quirón Salud) en la pandemia de gripe A de 2009 donde, días antes de su cese, compró por vía de urgencia 60 millones de mascarillas y 49,5 millones de pares de guantes de látex con un gasto de 4.1 millones de euros y cuyos excedentes fueron subastados por 54.000 euros.
El nombramiento de Garitano, elogiado como gran experto por la prensa afín, solo duró hasta que fue cesada como consejera. El fulgurante fichaje fue sustituido por una enfermera gestora de casos sin otra experiencia en epidemiología que ser la coordinadora de enfermería en Álava.
Algo que parece estar en el argumentario de los cesados por incompetencia es decir que están deseando volver con sus pacientes, se supone que a hacer lo que realmente saben hacer. Es decir, tomar el antídoto del Principio de Peter: «zapatero a tus zapatos».
Pero esto no es más que un ardid para confundir a la gente. Su objetivo suele ser conseguir un puesto cómodo y bien remunerado. Tras su cese, disfrutó de unas merecidas vacaciones e hizo un curso de reciclaje, no se incorporó a Basurto y, finalmente, le proporcionaron un nuevo negociado creado ad-hoc.
Ahora Murga participa en actividades vinculadas con su dirección y la industria farmacéutica.
Ignacio Garitano. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, master en Epidemiología y especialista en Ginecología y Obstetricia fue cesado de su cargo nueve meses después de su nombramiento sin aclararse muy bien las razones.
Conocedor del argumentario del cesado, declaró:
Según ha dicho, la de hoy es su última comparecencia y volverá a su puesto en Osakidetza en el Hospital Universitario Araba. «Ha sido una difícil decisión fundamentada en motivos personales y profesionales», ha afirmado, para indicar que su deseo es incorporarse a la actividad clínica y volver a tener contacto con pacientes, «tras nueve meses dedicado al trabajo epidemiológico en el Departame
20 Minutos. 21/12/2020.
Como era de esperar, no se incorporó a su actividad clínica ni al contacto cos sus pacientes. Se dedica a la investigación en BioAraba.
Gotzone Sagardui. Actualmente es consejera de Salud del Gobierno Vasco, pero sus días en este cargo los tiene contados.
Sagardui es licenciada en Medicina, pero no hay datos de su ejercicio ni vinculación con la asistencia. Se ha formado en disciplinas muy variadas como Riesgos Laborales y Teología. Toda su actividad laboral parece que ha estado soportada por su carné del PNV. ¿Cómo fue nombrada consejera? No hay duda de que su entorno familiar ha sido decisivo. Su esposo, Iñigo Apellaniz es médico especialista en Medicina del Trabajo y Jefe del Servicio de Prevención de Metro Bilbao. La cercanía con Aburto, alcalde de Bilbao y exconsejero del Gobierno Vasco, es manifiesta. Su cuñado, Alfonso Apellaniz, también es especialista en Medicina del Trabajo y Jefe del Servicio de Prevención Laboral del Departamento de Seguridad (Ertzaintza).
Ambos hermanos son miembros de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Medicina y Seguridad en el Trabajo (SEMST).
El currículo oficial enumera que Sagardui ha sido funcionaria de carrera de la UPV/EHU, Responsable Asistencial del Centro del IFAS en Leioa, Directora de Activación Laboral de Lanbide, Parlamentaria del Parlamento Vasco, Concejala de Alcaldía, Desarrollo Económico y Buen Gobierno en el Ayuntamiento de Bilbao, Concejala de Gobernanza y Proyectos Estratégicos, Primera y Teniente de Alcalde en el Ayuntamiento de Bilbao antes de ser nombrada consejera.
En su cargo como consejera ha continuado con el proceso de desmantelar Osakidetza y privatizar la asistencia sanitaria. Pasará a la posteridad por acuñar el concepto de «cambio cultural» en la Sanidad del País Vasco, consistente en empobrecer la Atención Primaria, implantar (en teoría) la telemedicina como pretexto para limitar la atención presencial, centros de salud sin médicos, PAC sin médicos y transporte sanitario sin médicos.
Dicen los mentideros que su futuro está en Mutualia. Con la vinculación de su parentela y los favores que ha hecho a esta entidad, que dice ser una asociación empresarial sin ánimo de lucro, parece una hipótesis muy plausible. En breve lo sabremos.
Probablemente, estas personas que han ocupado puestos relevantes y de responsabilidad no pasarán a la historia y serán un engranaje más del dispositivo que empezó con Azkuna, hace más de 30 años, y que tiene como fin la privatización de la Sanidad Vasca para beneficio de las empresas de aseguramiento médico.
No lo permitamos.