Pandemia. En buenas manos, ¿o no?
Imagínese que se encuentra en las urgencias de un hospital y el cirujano de guardia le dice que tiene una peritonitis y que es urgente operar. Suponga que cuando entra a quirófano no ve al cirujano que le atendió y sí a otro médico pertrechado para realizar la intervención. Usted le pregunta: “¿usted me va a operar?”. El médico le contesta afirmativamente. Preocupado insiste en su interrogatorio: “pero quién es usted?”. El médico, con semblante calmado y autosuficiente, le responde: “soy el gerente del hospital, el jefe de todos los médicos, incluidos los cirujanos”. Seguro que usted y cualquier persona con dos dedos de frente pensaría escapar de ese quirófano si las ataduras y la preanestesia no se lo impidieran. Algo así ha pasado con la gestión de la pandemia.
Cuando llega una pandemia, inesperada y desconocida, todos desearíamos que sean los expertos en epidemiología, en enfermedades infecciosas, en microbiología, en virología, etc., en definitiva, todos los profesionales que llevan años trabajando en el entorno de la Salud Pública quienes asuman el liderazgo médico y científico. Y esto no se hizo en Euskadi. Y no porque no los hubiera, sino porque se les relegó de manera injustificada y torpe para ser sustituidos por gestores sanitarios inexpertos en manejo de pandemias y en Salud Pública. Esto se puede comprobar en las seis actas del Consejo Asesor de Enfermedades Infecciosas Emergentes en Euskadi (Consejo Asesor) que se elaboraron entre enero y abril de 2020 y que fueron solicitadas por los grupos parlamentarios al Gobierno Vasco.
En mayo de 2016, siendo consejero Jon Darpón, actualmente directivo de Keralty, se creó el Consejo Asesor. En la disposición legal se lee:
“Se considera necesario crear dicho foro con el objetivo de lograr la máxima coordinación de medios y recursos y de promover la cooperación entre centros sanitarios y profesionales, de tal manera que nos encontremos en las mejores condiciones para atender a los afectados y afectadas por las enfermedades infecciosas emergentes”.
BOPV. 25 de mayo de 2016.
En abril de 2020 la consejera Murga decidió que el asesoramiento de la pandemia tenía que recaer en el Comité de Dirección, integrado por gestores, y no en los expertos del Consejo Asesor.
En enero de 2020, el Consejo Asesor estaba constituido por profesionales con experiencia dilatada en Salud Pública como epidemiólogos, microbiólogos, especialistas en enfermedades infecciosas, etc., todos ellos profesionales que habían conseguido sus plazas por concurso-oposición y sin dependencia política. Por el contrario, los integrantes del Comité de Dirección se dedicaban exclusivamente a la gestión y carecían de criterios médico-científicos para enfrentarse a una emergencia sanitaria que en Euskadi se ha cobrado más de 9.000 vidas, ha enfermado a millares de personas y deja a muchas con limitaciones en forma de covid persistente, por cierto, una entidad poliédrica deficientemente atendida por las administraciones del gobierno vasco.
Una característica llamativa del Comité de Dirección era la ausencia de representantes del hospital de Cruces, buque insignia del entramado hospitalario público de Euskadi.
Pese a todo, ¿fuimos una comunidad autónoma ejemplar en el manejo de la covid? Que cada cual decida, pero lo que es innegable es el enorme esfuerzo de todo el personal sanitario. Las consecuencias, muy trágicas, se pueden recoger en un sencillo gráfico:
Continuará…
Crédito de la imagen de portada. Fuente: fotografía de Fusion Medical Animation en Unsplash
