1. Díez

El dorsal número uno en un equipo de futbol suele ser el del portero titular. El número uno de las listas electorales es el que designa el partido. El candidato cabeza de lista por Álava en las listas del PNV se llama Joseba Díez. Díez confiesa que sus dos pasiones son el fútbol y la política.

Joseba Díez tiene una tipología espléndida para ser portero. Mide 192 cm, dos más que Unai Simón, el guardameta alavés más conocido en el mundo. Su carrera futbolística hay que buscarla en páginas web de lo que se viene a llamar el fútbol modesto. Díez militó en las categorías inferiores del Alavés, desde alevines a juveniles, y su carrera deportiva termina en el Alipendi, equipo de su pueblo, Araia.

Su carrera como político es, sin duda, de Primera División. A los 18 años fichó por el PNV. En 2014 obtuvo su grado en Derecho. En 2016 trabajó unos meses en Kutxabank para pasar a ser asesor de la Alcaldía en el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en ese mismo año. Posteriormente fue parlamentario vasco (2019-2023) y desde junio de 2023 es portavoz del grupo jeltzale en las Juntas Generales de Álava. Como hemos dicho, es el candidato número 1 por Álava en las próximas elecciones autonómicas y solo cuenta con 31 años.

Otra de sus actividades es ser columnista del Grupo Noticias/Noticias Taldea en Diario de Noticias de Álava, empresa vinculada al PNV. De sus opiniones en prensa relativas a Sanidad es oportuno mencionar dos. En una decía que el PNV trabajará por tener “la mejor Osakidetza posible”.

El señor Díez parece que, por su juventud o por contagio de la autocomplacencia imperante en su partido, no es capaz de ver que la Osakidetza que recordamos muchos vascos y vascas es muy distinta a la actual y hoy constituye el principal problema de la sociedad vasca, según el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). La mejor Osakidetza posible no llegará de la mano del PNV porque su partido es el responsable de su desmantelamiento en beneficio de las empresas privadas de aseguramiento médico. Esas que han acogido a exconsejeros como Darpón y Azua en Keralty, o Inclán en Quirón.

En el último Deustobarómetro (noviembre 2023) la sociedad vasca suspendía a Osakidetza sin paliativos, y no por culpa de los profesionales que con su trabajo y dedicación la sostienen a duras penas. Esto era algo totalmente inesperado hace no muchos años. Es el fruto del «cambio cultural» que lleva tiempo preconizando la consejera Sagardui y que ha sido preparado primorosamente por los anteriores consejeros y consejeras de Salud con el beneplácito de sus aliados en el Gobierno Vasco.

Pero estas críticas a lo que antaño fue la joya de la corona, hoy malvendida en beneficio de la Sanidad Privada, y nada cuidada en lo referente a Atención Primaria, también lo dicen medios de comunicación no sospechosos para los jeltzales.

Por si todo lo anterior fuera poco, el propio Ararteko ha declarado que «las administraciones sanitarias deben dotarse de los medios materiales y humanos necesarios que aseguren el ejercicio efectivo del derecho a la salud».

Recientemente Díez nos advertía de algo que ha venido ocurriendo por parte de su partido en toda la legislatura: prometer y no cumplir.

Ahora su líder Pradales dice que vamos a tener una atención presencial por su médica o médico de referencia en los centros de salud en un máximo de 48 horas. Algo inaudito a día de hoy.

Pradales parece tener la varita mágica para un problema cotidiano en Atención Primaria como es la dificultad para conseguir citas médicas, esas que serán atendidas por enfermeras o por telemedicina según la consejera Sagardui y su manido «cambio cultural». No se entiende cómo el aspirante a lehendakari no le ha dicho a su partido cual es la solución para este grave problema, algo que no ha sido capaz de resolver el rimbombante Euskadi Think Next de Sabin Etxea.

Pradales trata de justificar el declive de Osakidetza diciendo que la pandemia tensionó el sistema. Es cierto que la pandemia ha tenido y tiene un efecto sindémico con retraso en diagnósticos de problemas graves de salud (oncología, por poner un ejemplo), insuficiente atención al aumento del deterioro de la salud mental de la población, estancamiento de los programas de promoción de la salud en Atención Primaria, colectivos aquejados de covid persistente que no han tenido hueco en la sanidad pública vasca y así podíamos seguir enumerando más casos. La respuesta de la consejería de Salud a esta situación fue el despido de 4.000 sanitarios cuando decayó la situación de emergencia. Así es como la consejería de Salud respondió a las promesas de cuidar la pandemia y sus estragos.

Joseba Díez es el icono de la utilidad de un carné del PNV, que no sirve para parar penaltis, pero sí para ascender sin concursos, sin oposiciones, sin otro aval que el meritoriaje de batzoki, en la escala social, algo muy alejado de la realidad de la juventud vasca, esa que tiene serios problemas para emanciparse y tener un futuro mejor.